En verano seguimos apostando por el aprendizaje 

Llega el verano y, con él, las tan esperadas vacaciones, periodo en el que las familias con criaturas se debaten: ¿deberes sí? ¿deberes no? Más allá del debate y de los argumentos a favor y en contra, está claro que descansar de la actividad lectiva es necesario para el bienestar de los niños y niñas después de un largo curso escolar. Pero también es clave recordar que el aprendizaje para la vida se da en el día a día de los/as niños/as. «La vida tiene que ser una educación continua», decía Gustave Flaubert. Así que, durante el verano, la estimulación y la práctica, de manera lúdica y adaptada, de los contenidos que los niños han aprendido en la escuela, puede ayudarles a consolidar los procesos de aprendizaje y facilitar la adaptación al inicio del curso siguiente.  

En este artículo revisamos las bases del aprendizaje de la lectoescritura y proponemos actividades lúdico-educativas que permitan a los/as niños/as seguir aprendiendo a la vez que disfrutan de un merecido tiempo libre. ¡Aquí os presentamos algunas! 

Refresquemos conceptos: ¿qué es la lectoescritura? 

El proceso de aprender a leer y escribir es una habilidad fundamental para el desarrollo cognitivo, lingüístico y comunicativo de los niños y niñas. La lectoescritura se adquiere de forma sistemática, progresiva y de manera explícita, y depende de factores como la etapa de desarrollo, las habilidades cognitivas y emocionales del niño, el entorno de estimulación y la metodología utilizada para el aprendizaje. 

Hay que tener en cuenta la etapa de adquisición, consolidación o perfeccionamiento de la lectoescritura en la que se encuentran los niños con el fin de escoger cuáles pueden ser las actividades más enriquecedoras para cada uno de ellos. Mientras que podremos escoger actividades para jugar y manipular sonidos sin letras para los más pequeños, escogeremos actividades de lectura y escritura de sílabas y palabras para los medianos, o bien lectura y escritura de frases y textos para los mayores. Sin embargo, más allá de los cuentos y libros, en verano se nos presenta una oportunidad fantástica para enriquecer el vocabulario, la expresión y la comprensión del lenguaje oral 

Para ayudar a los niños y niñas a seguir mejorando su competencia lectoescritora, hay muchas actividades y recursos estimulantes que se pueden realizar, tanto en casa como en el lugar de vacaciones.  

Actividades lúdico-educativas para los niños y niñas 

Aquí os presentamos 8 propuestas para seguir aprendiendo durante el verano: 

  1. Juegos de palabras: Los niños pueden jugar con las palabras, formar nuevas con sílabas o letras, buscar palabras que empiecen o acaben por una letra o un sonido, clasificar palabras por categorías, hacer rimas, adivinanzas o embarcamientos, etc. Estos juegos les ayudan a mejorar su conciencia fonológica, su ortografía y su fluidez verbal. 
  2. Lectura compartida de cuentos: Crear un tiempo especial en familia para la lectura de cuentos adaptados a su edad y nivel de adquisición favorece el disfrute por la lectura y mejora su comprensión lectora. Esta actividad les ayuda a ampliar su vocabulario, a conocer diferentes tipos de textos y géneros literarios, etc. 
  3. Escritura al aire o a la arena de palabras: Adivinar palabras efímeras escritas por los niños ayuda a consolidar la conversión grafema-fonema, la lectura léxica de manera divertida y creativa.  
  4. Escritura de postales o cartas: Los niños pueden escribir cartas a amigos o familiares, practicando la escritura y la comunicación. Esta actividad les ayuda a estructurar sus ideas, utilizar un lenguaje adecuado al destinatario y al propósito, y a conocer las partes y el formato de una carta.  
  5. Lista de la compra: Involucrar a los niños en las tareas familiares domésticas refuerza el sentido de pertenencia y estimula no sólo la escritura, sino también la memoria y el cálculo. Actividades como ayudar en la compra de alimentos, repasar la lista a medida que se van cogiendo los productos, revisar el ticket de compra…, nos permiten disfrutar y colaborar juntos. 
  6. Creación de historias: Los niños pueden crear sus propias historias y dibujar imágenes para acompañarlas. Esta actividad estimula la imaginación, la creatividad y la expresión escrita. Se puede dar un título, un personaje o un tema como punto de partida, o dejar que el/la niño/a elija libremente. 
  7. Escribir un diario de vacaciones: Anotar sus vivencias y recuerdos, identificar y analizar las emociones vividas, hacerse preguntas y encontrar respuestas sobre lo que les llama la atención, es una manera divertida que los conecta emocionalmente con la escritura.  
  8. Visitar exposiciones o museos divertidos: Estos son lugares donde pueden observar los objetos, leer sus descripciones, participar en las experiencias manipulativas e investigar sobre lo que más les haya interesado. 

Con todo se aprende, ¡incluso del aburrimiento se deriva una fuente de aprendizaje lúdica y creativa! Esperamos que vuestros hijos/as disfruten con estas alternativas lúdicas para hacer del verano, un tiempo educativo y enriquecedor que los prepare para afrontar el próximo curso. 

 

Desde el Programa DLec, ¡os deseamos un feliz verano lector!